Días antes había recibido la nueva versión de su novela, Play Room, publicada
igualmente por Underbrain Books, que ahora solamente ha sido editada en
digital. Tras la lectura publiqué la reseña en el blog y habíamos convenido en
que le hiciese una entrevista.
El lugar escogido fue un pasaje en la calle
Rosselló, desde el cual se puede acceder a los jardines (donde luego hicimos
las fotos que acompañan esta entrada) del Palau Robert, cuya fachada da al
Passeig de Gràcia. En ese pasaje, que pasa inadvertido desde la calle, están
instaladas a un lado la barra y al otro las mesas para los clientes, dejando un
paso libre en el medio.
Enseguida de encontrarnos, empezó una animada conversación,
que por momentos costaba redirigir hacia las preguntas propias de la
entrevista, pues ambos nos sentíamos en buena compañía y se nos olvidaba con
facilidad el objetivo principal que había hecho que nos reuniésemos. Aun así lo
conseguimos y este es el resultado:
La imagen de la portada de Play Room es una muestra
de virtualidad. Impactante en la primera edición, todavía conserva fuerza en la
segunda, aunque algo más matizada. ¿Es representativa del contenido de la
novela?
Sí y no. Creo que representa un momento de la
novela. También a la protagonista femenina. La imagen es una acuarela de Joan
Marín. Es un dibujante de cómics y quien se puso en contacto con él para hacer
la portada fue Bouman, mi editor. Me gustó mucho como quedaba así. El dibujo me
parece estupendo, aunque quizá dé una idea de que en el libro hay más de lo que
hay en realidad.
Tal vez el diseño original de la primera edición no
pareciese tener suficiente empuje o los resultados no fuesen los apetecidos.
¿Es por eso que se añadió esa especie de eslogan que incita a descubrir el
secreto que guarda en su interior?
Es también una cuestión de proyección. El primer
libro salió con unas aspiraciones determinadas y funcionó muy bien. Ahora con
la versión digital, la pretensión es llegar más lejos, cruzar fronteras, llegar
al mercado sudamericano. Por eso se ha añadido el círculo amarillo donde se
explica que esto va de experimentos, de sexo, de fantasías. Para aclarar
también lo que hay dentro y hacerlo más atractivo.
Respecto a entrar en el mercado sudamericano:
¿Tendréis que utilizar un castellano neutro o adaptado a los usos locales?
No creo que sea necesario. Puede haber alguna
diferencia, pero ya sé que cuando leo a Cortázar o a García Márquez habrá
palabras que no significan exactamente lo mismo. A la inversa pasará igual. No
creo que sea ningún problema.
Los añadidos de la segunda edición apenas modifican
la historia inicial. ¿No hubiese sido mejor una reelaboración más extensa de la
trama?
Hay algunos extras con el propósito de ofrecer algo
diferente, ya que es una segunda edición. Respecto a la posibilidad de una
ampliación, no te voy a negar que estoy escribiendo otra novela que sucede en
el mismo universo; no con los mismos personajes o sí, eso ya se verá, pero que
no es una continuación de las aventuras de Seila. Play Room me gusta como está,
a mí me gustan las novelas tirando a cortas, los finales abruptos. Hay gente
que me ha dicho que al final se han quedado con ganas de más, que la han leído
muy rápido, pero eso no lo veo como algo negativo.
¿Has pensado alguna vez que el concepto de Play Room
fuese patentable?
Ya me gustaría, de hecho Sony ha sacado un juego que
se llama parecido, las dos palabras unidas en una sola y no es erótico, sino
que va sobre juegos de ordenador, no es como lo que yo escribo en la historia.
Yo creo que no tardará en llegar, que los humanos buscamos siempre
entretenimiento y comodidad. Y si la tecnología nos lo puede ofrecer, estoy
segura de que llegará.
No obstante, el que un mineral, bastante especial,
extraído de Marte sea un elemento fundamental podría representar una barrera
incómoda para desarrollar la patente pues se trata de un elemento concreto.
Ahí entra la pincelada de ciencia ficción que le
pongo a la historia, pero fíjate, yo siempre hablo de que la historia sucede en
un futuro próximo y en los periódicos ya se está hablando de los próximos
viajes que se puedan hacer a Marte y la gente ya se está ofreciendo, aunque lo
hace sabiendo que no van a poder volver, que es un viaje suicida. Quizá no esté
tan lejos.
Presentas un mundo donde la realidad virtual podría
tener un enorme desarrollo. ¿Qué consecuencias sociales cabría esperar?
¿Llegaría a sustituir el contacto personal?
Sí y no. Por supuesto que puede tener consecuencias
negativas como puede ser la alienación del individuo y sé que así sucede, pero
no solo con la realidad virtual, con los juegos en red ya ha sucedido, creo que
incluso ha habido personas que han muerto, ya que ni comían ni bebían porque se
quedaban allí jugando. Existen también los hikikomori en Japón, que son chicos
jóvenes que se encierran en sus habitaciones, no quieren salir y viven en su
mundo virtual, dejando de lado el mundo real.
No obstante, hay aspectos positivos también de la
vida virtual como complemento de la vida real. Incluso hay experimentos que se
están llevando a cabo como para que tetrapléjicos puedan sentir cosas que ahora
para ellos es imposible y para la vida sexual de personas con problemas que
puedan utilizar la tecnología virtual. Hay vías muy interesantes, hay que
echarle sentido común, como en todo en la vida. Todo lo podemos utilizar para
el bien y para el mal. Eso es lo que nos caracteriza a los humanos, esa parte
oscura que todos llevamos dentro aunque no queramos.
Casi desde el principio aparecen las siglas BDSM,
pero apenas se reconoce la sexualidad extrema asociada, pues las prácticas
desarrolladas más bien se quedan en el límite vainilla. ¿Dónde está entonces el
BDSM?
A mí me ha superado todo esto, porque escribí Play
Room antes de que salieran las sombras de Grey. Entonces yo no podía imaginar
que luego saldría un libro como el de E. L. James y que iba a tener tanto
éxito. Ni que de repente la gente dominaría toda la terminología y todo el
mundo del sadomasoquismo. A mí ya me parecía como muy provocador simplemente
utilizando el término BDSM y que entrase algo en la historia, claro que tampoco
lo desarrollé tanto porque realmente va de otra cosa. Me interesaba más la
parte de las reglas del juego dentro de un entorno consensuado, donde se podrán
hacer cosas sin que sean un abuso, porque previamente las personas han llegado
a un acuerdo.
Sí, algo así, lo que veía ahí era que
más que la parte práctica, la sensualidad extrema estaba en la mente, que eran
las sensaciones propias de los personajes que iban al límite de la imaginación,
pero sin que fuese real.
El sexo está en la mente, eso es así, y la
imaginación es libre, eso afortunadamente también es así, mientras no nos lo
roben, que a mí eso es lo que me da miedo. Más que lo de Matrix y todo eso, lo
que realmente me da miedo es que un día puedan llegar a controlar lo que pasa
en nuestra cabeza a ese nivel. De hecho, físicamente ya lo están haciendo. La
gente está sometida a unos cánones y es muy difícil salir de ahí, pero por fortuna
dentro de ti mismo tienes esa libertad que te puede hacer volar muy lejos, te
puede hacer también revolcarte, pero como no haces daño a nadie, pues
bienvenida sea. Yo eso lo defiendo mucho, estoy en contra de la represión. Yo
creo que dentro de sí mismo, uno puede tener las fantasías que le dé la gana.
Mientras que no cometa luego abusos en la vida real. Además es sanísimo.
A simple vista, me ha parecido que el nombre que has
adjudicado a un personaje de la novela es un claro homenaje a un escritor muy
conocido. Supongo que es uno de tus favoritos, ¿cierto? ¿Hay algún otro
escondido en Play Room?
Hay varios juegos, uno es Esteban Rey que es Stephen
King. La explicación es que yo con Underbrain primero publiqué Corriente
Sanguínea, que es un libro que empezó en la web y acabó publicado en papel,
pero Play Room estaba escrita antes y cuando la escribí no tenía idea de que
fuera a publicarse. Era más bien una novela que había escrito divirtiéndome y
en la que había puesto muchos juegos de palabras, sin darle demasiadas vueltas,
cosa que creo que no voy a volver a hacer, porque luego me han hecho cada
pregunta.
Simplemente estaba jugando, que es parte de la
escritura, que tiene mucho de juego. Yo estaba en mi casa inventándome la
historia y a ver, necesito el nombre de un escritor, miraba la estantería y
allí estaba Stephen King y mira, Esteban Rey. Así, sin más, sin rebuscar nada
más. Iba en tren y buscaba un nombre de chica y me di cuenta de que Rodalies
(nota: es la denominación en catalán para los trenes de Cercanías) al revés era
Seila, que de hecho a veces se escribe sin hache intercalada, Dor, que me
parecía un apellido muy glamuroso y ese nombre me podría ir muy bien para la
protagonista.
Por eso al final...
Sí, lo explico un poco.
No es que lo expliques, pones la palabra original
con un espacio en medio que en la edición digital resulta que queda en líneas
separadas y te quedas pensando qué ha pasado aquí.
Yo no sabía eso.
En cambio, en papel, las dos partes quedan en la
misma línea separadas por el espacio y eso da la clave de manera más sencilla,
no como allí que quedaban en líneas separadas y piensas que cómo se ha roto así
la palabra, qué ha pasado. Cuesta captarlo, hasta que lo relacionas con otras
cosas y entonces sí que lo ves.
Pero esa es un poco la gracia, porque cuando lo
captas son tan infantiles todos estos juegos que hasta me da un poco de
vergüenza explicarlos.
En todo caso sería el que se lo expliques a alguien
que no se hubiera enterado aún del juego.
Tampoco quería ir de lista, la verdad es que estaba
como jugando un poco conmigo misma. Hay muchos, hay por ejemplo el quién eres
tú es una mención a Alicia en el País de las maravillas en el momento en que se
encuentra con la oruga. Hay un capítulo que se llama así. Y es cuando ella
responde que realmente no lo sabía porque había cambiado tanto que ya no sabía
quién era. Y es el tema del conflicto de la identidad.
En una escena en la casa de Esteban Rey nombro una
serie de escritores que se relacionan entre ellos porque todos se suicidaron y
era también un juego literario escondido en el libro.
Y Espina es una idea que me dio mi ahijado, que era
pequeñito y estaba jugando con una dragón que tenía como un cuerno y me dice
que le había puesto de nombre espina y me pareció un nombre súper sexy para el
personaje que yo tenía y decidí ponérselo. Igual se espera que las respuestas
sean más elaboradas de porque he hecho esto o lo otro y en aquel momento estaba
escribiendo y salió así. Me inspiraban cosas muy cotidianas.
Antes del final del libro, hay un detalle que
demuestra tu afición a los palíndromos (frases que se leen igual hacia delante
que hacia atrás), el título de un capítulo: Se verte al revés ¿No pudiste
resistir la tentación de incluirlo?
Sí, es un guiño a que el nombre de Seila sea otro
palíndromo, una forma de jugar con las palabras. Me recreé un poco, porque era
mi novela y no sabía si la iba a publicar o iba a quedar dentro de un cajón. Es
una novela muy personal.
¿Existe conflicto entre el libro físico y el
digital, ¿o acaso están condenados a entenderse?
Están condenados a entenderse, totalmente. Yo creo
que lo que está en crisis es el negocio editorial, igual que en su momento las
discográficas. Ni la literatura está en crisis, ni los lectores están en
crisis. Nunca ha habido tantos. El tema es cómo se va a reestructurar el
negocio editorial, ahí está el problema. Supongo que hay mucha gente que
tiene que ponerse las pilas, que las
cosas han cambiado, igual que sucede en política que las estructuras viejas han
dejado de funcionar y tiene que venir gente nueva, ideas nuevas, maneras de
moverse nuevas.
El libro físico es un formato estático, pero es que
el libro digital ahora mismo ha de evolucionar porque una copia digital sabe a
poco muchas veces.
El físico es el objeto, es el fetiche, es el que se
puede firmar, lo puedes oler, a mí personalmente me gusta mucho más el libro
físico, el papel es el soporte por excelencia por su duración, calidad,
resistencia. Un libro electrónico se estropea el dispositivo y ya está, no tienes
el libro, si se corrompe el fichero, que eso le está pasando a la Pixar, que
películas que siempre han nacido en formato digital, pero por algún problema de
mantenimiento en los soportes casi se han perdido, han tenido problemas graves
para recuperarlas, mientras que las películas antiguas que estaban en
celuloide, se guardaban en aquellas cajas redondas enormes y eso siempre lo
tenías ahí. O sea, los libros digitales tienen otros problemas diferentes a los
libros en papel.
En muchas novelas aparece el sexo, pero solamente
existe tendencia a preguntar sobre el tema si se trata de una autora. ¿Cómo te
sientes ante eso?
Vale, yo me siento bien porque soy una descocada, a
mí me da igual eso. Lo que sí a mí me sorprendía es que yo leía libros en los
que aparecía el sexo casi siempre era desde el punto de vista masculino y yo
sentí el impulso de hacer algo parecido, trasgresor pero desde el punto de
vista femenino, te pongo un ejemplo, hacer más de Henry Miller que de Anaïs
Nin. Yo sé que Play Room no es un libro erótico en el sentido de que no creo
que sirva para excitarse enormemente. Ahora bien, sí que hay un buen repertorio
de fantasías que en este sentido las he descrito con pelos y señales, sin
cortarme un pelo y creo que un poco es la gracia también, de poner esa
sensibilidad diferente
En lo que sí hay diferencia es en el tratamiento del
sexo según sea un punto de vista masculino (físico) o femenino (emocional).
¿Cómo consideras que has desarrollado ese aspecto en Play Room?
Yo me he encontrado, ahora que he hablado con mucha
gente sobre el libro, que me sorprende que a la gente joven le gusta mucho,
mientras que a la gente mayor le cuesta más. Me refiero a que la gente que es
más joven entra mucho más en los personajes y en el juego. Muchos me han dicho,
pues yo me quedaría con la fantasía de la comida o yo me quedaría más con la
del oído. Sin embargo la gente más mayor sí
que dicen, bueno, es como un repertorio de cosas y que tal vez preferirían algo
más místico o espiritual y yo reconozco que no lo hay. Igual sí que es verdad
que no es un erotismo profundo, que te lleve a ahondar en las profundidades del
alma. Yo creo que es más físico.
Desde la idea original, un relato corto, has ido
añadiendo capas hasta conseguir la elaboración de la novela. ¿Crees ahora que
está completa?
La cuestión es que yo vengo del relato de género, yo
no hago solamente relatos eróticos, sino también fantasía, ciencia ficción,
terror y ahí es donde me siento cómoda. Esto empezó como un relato más corto y
fue evolucionando. Estoy trabajando con textos que amplían el universo en el
que sucede esta historia. Yo creo que como novela está bien tal y como está,
que los personajes están bien así.
La estructura, que para mí sí que es importante, era
eso: una experiencia en primera persona y pasar a tercera persona con lo que
iba explicando. Jugar con la estructura para sorprender un poco al lector,
darle un punto de thriller de lo que va a pasar y explorar las fantasías
sexuales con los sentidos: gusto, oído, olfato, vista, tacto. Tampoco pretendía
mucho más. Si lo que se me quiere decir es que la historia daba para más, yo
creo que alargarla innecesariamente tampoco está bien. Yo creo que da para más,
pero no en esos aspectos del erótico
Exacto, yo también lo veo parecido. En la parte de
novela negra hay muchas posibilidades de desarrollo. Lo demás es casi
circunstancial, es que se podría haber puesto otro tipo de experiencia, porque
esa experiencia virtual es manejar a las personas con un experimento que les
obliga a hacerlo.
Lo que ocurre en la historia es que es una chica a
quien las cosas no le han ido como pensaba que le iban a ir y tenía ciertos
traumas de relaciones, se ve motivada a meterse en una cosa diferente a lo que
había hecho hasta el momento, reinventarse por decirlo de alguna manera y a
partir de ahí vive una aventura que le lleva a escribir un libro.
Sí, incluso en el libro la misma protagonista añade
una historia final.
Sí, porque se supone que empieza a escribir y lo
hace con ese cuento simbólico sobre la relación con Espina.
Hay un destinatario en esa historia que en este caso
es el otro personaje.
Ella se queda construyendo un universo que es el que
está escribiendo y él se va a resolver sus asuntos.
Pero que también da la sensación de que es alguien
real, como si esa historia que cierra el libro tuviese un destinatario
concreto.
De hecho todos los personajes tienen algo de real.
Lo que pasa también es que todos son inventados. Y hay personajes muy
grotescos, que se ve claro que son como caricaturas sobre ciertos aspectos de
ciertas personas.
O saldando cuentas, una especie de cierre de una
circunstancia personal.
No, tanto como eso no. Yo creo que saldar cuentas es
más propio de alguien como Houllebecq cuando se pone a escribir libros sobre su
madre. Siempre pienso, pobre mujer, se te van las ganas de ser madre. Ahora que
inspirarte un poco en lo que te rodea para desarrollar personajes, pues sí.
Con la palabra como fondo, eres polifacética en los
resultados: novela, poesía, cómic, cortos cinematográficos. ¿Cuáles son tus
proyectos actuales?
Hace muchos años que tengo un proyecto que espero
que este año salga a la luz: es un libro de relatos fantásticos en catalán con
otros dos escritores. Este libro está escrito, pero por problemas personales se
ha ralentizado la parte de corrección. Somos tres escritores y todo lo que es
en colaboración va más lento, porque cuando a uno no le pasa una cosa, le
ocurre al otro. Debería salir ya. Me hace mucha ilusión porque además es en
catalán y de relatos fantásticos. Comencé con relatos fantásticos en catalán en
fanzines como Males Herbes y Fantàstic. Es como volver a mostrar un poco mis
orígenes como escritora.
Tengo una novela que vuelve a un tema erótico, lo
que pasa es que esto es una propuesta. Yo realmente no tengo ganas de volver al
tema erótico, pero como parece ser que es lo que vende y lo que gusta, me
hicieron la propuesta. La novela está escrita. ¿Cuándo saldrá? No lo sé y
tampoco puedo hablar mucho más de ella.
Hay proyectos cinematográficos, lo que pasa es que
volvemos a lo mismo, son proyectos que van lentos, son en colaboración, tienen
que entrar más personas en juego y tampoco puedo hablar mucho, pero ahí está.
Aparte de esto, también estoy trabajando en un cómic
con un chico, pero también es un proyecto muy lento porque además como no
cobramos vamos haciendo cuando podemos. La parte de escribir quizá es más
rápida pero dibujar viñetas es algo lento, muy laborioso. Son cosas que no se
pueden hacer con prisas para que salgan bien, se han de hacer con cariño y que
tarden lo que tengan que tardar y que cuando salgan estén bien, cuanto más
perfectas mejor, corregidas. Tengo la experiencia de haber publicado al tuntún
cuando había empezado en fanzines y luego cuando veo erratas me pongo un poco
nerviosa. Ahora ya espero que cuando mi trabajo salga publicado que todo sea
más pulido.
Han pasado más días de los que hubiese deseado desde
que tuvimos la entrevista, demasiados, y, entre tanto, “Corriente Sanguínea”
también ha sido publicada en una nueva edición por Underbrain Books.
Selin
.
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